La decisión del Gobierno venezolano y del BCV de transferir las reservas internacionales a Rusia, China y eventualmente Brasil, rompe con una consideración financiera y económica de minimizar costos en cuanto a la administración e inversión de las reservas internacionales - operativas o líquidas - mantenidas en fideicomisos libre de cualquier efecto, en bancos considerados de primera línea, incluidos los bancos centrales de USA, Inglaterra, Francia, Alemania, Japón. Allí está también el BIS, banco de compensación internacional, en Basilea, Suiza, una institución financiera internacional de elevado prestigio y donde hoy se encuentran más del 50% de las reservas operativas venezolanas.
En lo que respecta al oro como componente de las reservas internacionales, en el caso venezolano, el componente más importante de las reservas operativas y no operativas se mantenía en Inglaterra, es allí es donde se certifica el oro monetario. Su certificación requiere declarar cómo y de qué se adquirió ese oro, cómo se pagó y qué precio y fecha valor se establece para su asiento. Destaquemos que Venezuela posee el 70% de sus reservas internacionales en oro, es así el único país del mundo que ha puesto a depender sus reservas de la volatilidad del precio del oro. China y Rusia con abundantes reservas internacionales tienen en oro prácticamente nada de sus reservas internacionales, 1,6% y 7,2% respectivamente, la mayor parte de sus reservas liquidas en instrumentos del tesoro americano.
En esta oportunidad la orden es transferir las reservas a Rusia y China, y ello plantea un elemento de soberanía importante, porque Rusia y China son acreedores de esquemas financieros y económicos aún no claros para el país.
Tanto el crédito chino, como otros acuerdos para compra de armas, contienen una buena dosis de opacidad y secretismo que abarca lo tecnológico, lo económico y financiero. Además hay serias dudas sobre su legalidad y constitucionalidad. Probablemente y muchos de esos acuerdos habrá que discutirlos a la luz de las leyes venezolanas en la oportunidad de cambios en los poderes públicos, como se corresponde en una democracia, con el objetivo de determinar su legalidad y constitucionalidad y conveniencia económica para Venezuela. Tanto Rusia como China son hoy importantes acreedores en ese orden, además de comportarse como "acreedores políticos e ideológicos" han fallado en el tratamiento a Venezuela como un país democrático.
Y esa circunstancia es vital para el país y la democracia para que gobiernos no firmen acuerdos sin el balance de los poderes públicos. Por ejemplo, el crédito chino, se presenta en los hechos como una "hipoteca petrolera", un crédito que hay que pagar con especie petrolera y ello vulnera la posición venezolana en el mercado petrolero. Todo ello a propósito del desconocimiento y poca transparencia que revisten esos acuerdos, por lo que se desconocen sus reales términos, particularmente lo referente a los precios, por ello no se descartan arbitrajes en el futuro y la reconsideración de esquemas financieros que exigen especies como pago.
Todo ello es por lo demás normal si los acuerdos no tienen base legal y constitucional y ese caso, ambos países corren con las consecuencias que se pudiese causar. Los poderes públicos venezolanos ajustarán las responsabilidades políticas y administrativas a que hubiera lugar. De allí que es contra natura tener las reservas internacionales en Rusia y China y siendo además un mal negocio, debilitaría considerablemente la soberanía venezolana.
http://www.eluniversal.com/2011/08/19/reservas-a-china-y-rusia-menos-riesgo-y-soberania-en-peligro.shtml
Няма коментари:
Публикуване на коментар